lunes, enero 31, 2011

Las dos caras de la Copa Italia (Vito de Palma, ESPN)


El fútbol italiano, mejor conocido como Calcio, padece sin duda de una rara forma de esquizofrenia colectiva, que como encontramos en el diccionario de la Real Academia Española, es una "disociación específica de las funciones psíquicas".

Esta grave enfermedad se aplica esencialmente a las copas, es decir aquellas manifestaciones deportivas que se diferencian de las "ligas" por ser a eliminación directa, por lo menos en su fase final.

¿Quién entre ustedes no se preguntó por lo menos una vez la razón por la cual, cuando se acerca el final de un torneo, todos los equipos ubicados en el sector medio-alto de la tabla se esmeran luchando por una plaza en una competición europea, salvo luego de haberla conseguido borrarse olímpicamente y meter un equipo suplente a la hora de defender los colores italianos en la misma?

Un comportamiento absurdo que le está costando a Italia un cupo en la Champions League de la temporada 2012-13, porque lamentablemente (otro hecho increíble que la UEFA debería corregir) los resultados en la Champions tienen el mismo "peso" a nivel de puntaje de ranking que aquellos conseguidos en la competición menor, ex Copa UEFA y ahora Europa League.

Es verdad que la competición interna del Calcio es mucho más dura y complicada que en otros países, lo cual comporta que los entrenadores prefieran meter una mayoría de suplentes cuando juegan en alguna lejana cancha continental que hacerlo ante un rival interno, por más pequeño que eso sea, pero el resultado de esa "esquizofrenia" redondea en contra de todo el movimiento llamado Calcio.

Aún más absurdo es el comportamiento de los clubes respecto a la Copa Italia. En otros lados, la copa nacional (Inglaterra inclusive tiene dos) vale tanto o más que la liga y no se recuerdan casos de equipos que decidan "subestimar" la competición. Muy por el contrario, no es para nada raro que equipos hasta de divisiones del ascenso "trepen" hasta las fases finales de los torneos, cubriéndose de gloria.

En Italia, en cambio, la copa era casi un estorbo, una molestia que distraía a público y jugadores de las "verdaderas prioridades". Sin embargo, en este caso la Federación se puso las neuronas y encontró una fórmula que parece poderle devolver a la tan despreciada "copita" un mínimo de atractivo e interés.

Vale la pena explicar la compleja y maquinosa invención de la FIGC: los equipos de primera van ingresando en tandas en las sucesivas fases del torneo. En especial, los primeros ocho clasificados de la liga anterior, previo sorteo de cabezas de serie de uno a ocho, ingresan recién en octavos de final que se juegan en partido seco en casa, claro, del equipo de primera, supuestamente para favorecer las recaudaciones que se comparten al 50% entre los dos contendientes.

Eso provoca que, a menos de sorpresas más o menos clamorosas (el que llegó octavo en la temporada anterior ahora puede estar luchando para salvarse del descenso o por el título), en los cuartos se enfrenten los primeros ocho del campeonato de la temporada anterior y eso fue casi exactamente lo que pasó en este caso.

Claro que el sorteo regaló llaves muy fuertes, tipo Nápoli vs. Inter o Juventus vs. Roma, y otras francamente menos atractivas, tipo Palermo vs. Parma, pero en general la fórmula funcionó y realmente los partidos de cuartos fueron entretenidos y muy disputados, con dos triunfos por penales, uno por la mínima diferencia y sólo uno con dos goles de ventaja.

También las semifinales, que se jugarán en ida y vuelta, ahora prometen excelente espectáculo: por un lado Inter vs. Roma, por el otro Palermo vs. Milan. Lástima que las idas se disputarán el 20 de abril y las vueltas el 11 de mayo: tres meses, con el ritmo alocado del Calcio y con la Champions de por medio (tres de los cuatros semifinalistas siguen en la máxima competición continental), son una eternidad y lo que hoy parece atractivo y parejo podría no serlo en aquel entonces.

Es fácil suponer, por ejemplo, que si uno o más entre los tres representantes italianos en Champions siguiera camino en el escenario europeo, dejaría sin más de lado la copa nacional. Para peor, miren que absurdo, la final de Champions está programada en Londres para el 28 de mayo y la de Copa Italia en el Olímpico de Roma para...el día después, 29 de mayo. Claro, en caso de un finalista que también tenga que jugar la gran final de Londres, el último capítulo se correría al 11 de junio, a temporada recontra acabada: casi peor el remedio que la enfermedad.

Más allá de todo esto, la Copa se nota mucho más atractiva. Inter aún está en condiciones de defender su triple corona, Milan y Roma pueden soñar con repetir las hazañas de Barcelona e Inter mismo, mientras que Palermo espera que los tres sigan adelante en Europa y le dejen esta "copita" que, de paso, habilita una plaza en Europa League. La misma competición de la que Palermo, este año, salió vergonzosamente, metiendo suplentes en casi todos los partidos. Pero esa, ya lo sabemos, es una enfermedad que se llama esquizofrenia y que, en el caso italiano, parece realmente incurable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario